de Luciana Chen[1]
Reflexiones sobre nomenclaturas
¿Por qué arte-educador?
Además de la necesidad de comunicar, dar nombre a las cosas es una forma de dar especificidad a ellas. Esto depende de cada lengua y cultura, refleja los valores de lugares, las relaciones humanas y nos apuntan pertenencia a grupos desde la unidad familiar hasta las esferas sociales tales como: grupos escolares, barrios, comunidades y, en un plano más amplio, nación o continente. En un vasto territorio como el brasileño, encontramos diferentes nombramientos para las mismas cosas según las tribus o barrios de una misma ciudad.
En lo que concierne a la denominación del profesional que realiza visitas con el público en exposiciones de arte en espacios culturales o museos, observamos que las nomenclaturas acompañan los cambios en las relaciones entre el que hace la visita y el público de los espacios expositivos. Para ejemplificar cabe recordar que usualmente se utiliza el término guía para aquel que conduce la visita de forma discursiva, en que el público tiene papel apenas de oyente. El término monitor es prestado de la enseñanza formal, con la idea de aprendiz de profesor y acaba por dar el sentido equivocado de trabajo temporal e incluso descompromiso. En la actualidad es un hecho encontrar "monitores" profesionales de espacios culturales en esa rama de actividad que es el de la educación no formal y que pueden tener formación en áreas diversas ya que la educación no formal trabaja interdisciplinariamente o transdisciplinariamente. Además, la visita discursiva casi no se emplea con visitantes de exposiciones. La parte informativa de las visitas educativas o mediadas se realiza en consecuencia ya partir del repertorio cultural y vivencia del público que es invitado a participar.
Arte-educador, otro nombramiento bastante utilizado, especifica la educación en arte y es empleada incluso en la enseñanza formal. ¿No sería una forma de destacar esa función educativa ligada al arte, pero simultáneamente colocarla en otro nivel? Se sabe que aún hoy el arte es trabajado de forma decorativa, acompañando las fechas conmemorativas o apenas como herramienta plástica de otras disciplinas en varias instituciones de enseñanza como pintar el mapa de geografía, dibujar la ameba y... que el término arte-educador llama la atención sobre la educación de la disciplina en sí. ¿Pero no es también una forma de mantener el arte distante de las demás áreas de conocimiento? No decimos ciencia-educador, portugués-educador, historia-educador... son todos educadores. A través de la historia y la teoría del arte sabemos cuánto la producción artística ha dependido y aún depende de mecenas o patrocinadores y, por lo tanto, estuvo siempre ligada a distinciones sociales y económicas y tal vez desde entonces se ha distanciado de otras áreas del saber.
Al sumado a todo esto, los espacios culturales y museos de arte, no se restringen a la apreciación del arte. Pueden ser espacios de democratización, de construcción identitaria, de afirmación de ciudadanía. En defensa de la educación cultural, propongo el uso del término educador para apuntar el compromiso no sólo con arte, sino la conversación entre todas las áreas, con el objetivo de contribuir al desarrollo de la ciudadanía del público visitante. Propongo "educador" para una mirada igualitaria entre los profesionales de la educación sin distinción entre el educador de un museo de la ciencia, un educador que trabaje arte o un educador de la enseñanza formal. El arte y otras áreas de conocimiento forman parte de la cultura como un todo y los nombramientos pueden apuntar tanto una postura democrática como una postura elitista.
[1] Maestra en Comunicación y Semiótica. Coordinadora de las Acciones Educativas del Centro Cultural Banco do Brasil, en São Paulo, a través de Sapoti Proyectos Culturales y Profesora del Centro Universitario SENAC (Brasil).